Uno suele hacer balances en ésta época del año
Sin más, el mío.
Año curioso, repleto de
sorpresas
Soprendido? Si, de sentirme
sorprendido…
Perdí algunas cosas.
Pero cambiar es perder cosas
viejas y dañinas…
Para darse una oportunidad a
ser
¿el año hasta ahora? UNA
BOSTA!
Pero puedo asegurarme que va a
terminar bien, como siempre fue.
Mientras pateamos las veredas
de la vida
Podemos estar en mambos tan
venenosos
Tanto que terminamos cegados
No vemos a nuestro alrededor
Ni nos damos cuenta que
siempre están esas personas especiales
Quienes con una melancólica
sonrisa, nos ven pasar
nos ven alejarnos, caminando
para el precipicio…
Y nos hacen señas, nos gritan
“negrito, fíjate por donde andas, mira pa´delante”
Contadas con los dedos de una
mano las ocasiones en las que me retracte de algun accionar, pensar o
sentir.
Pero nunca volveré a ignorar a
esa gente que sabe, menos por parlanchines de cotillón.
Lo bueno de los precipicios
Es que tienen fondo, de ahí en
más
es cuesta arriba.
Gracias a quienes nunca me
dejaron ir, gracias a los que aparecieron en el momento justo a hacer “eso”.
Y la corto que ya me estoy
poniendo maricón.